Los alumnos aprenden en la medida en que están orientados. Las estrategias de orientación de la atención tienen la finalidad de llamar la atención de los alumnos sobre lo que aprende, cómo se aprende y los resultados y logros por alcanzar. La atención es un proceso psicológico que consiste en la excitación óptica de los órganos sensoriales hacia determinados estímulos, al mismo tiempo que se inhiben hacia los estímulos restantes que coinciden en espacio y tiempo.

El lapso de tiempo que una persona puede tener una atención activa varia de acuerdo a la edad y el entrenamiento. En la clase se debiera enseñar a entrenar la concentración de la atención. El docente debe entender que hay alumnos que por situaciones ajenas a su voluntad tienen dificultad para concentrarse y uno tiene que tener la preparación para atender a la diversidad.

Aunque no hay una varita mágica que sirva para convertir a un grupo de alumnos rebeldes en inocentes corderitos, sí hay algunos consejos prácticos que te pueden ayudar a “domar a los leones”.

El docente orienta la atención cuando:

•Presenta el objetivo o propósito del desarrollo de la clase

•De manera precisa; verbal/escrita, da las instrucciones para la realizar una tarea.

•Recuerda cada cierto tiempo qué se está estudiando y qué se espera que aprenda.

• Promueve que los alumnos se comprometan con su aprendizaje.

Por qué
• Porque cada alumno motivado es un alumno menos que controlar.
• Porque solo hay aprendizaje si el alumno así lo decide, es decir, si quiere.
Cómo
• Planificando la motivación con el mismo grado de interés y sistematicidad que los contenidos curriculares.
• Cambiando actitudes negativas y resistentes por disposiciones favorables.
• Abriendo expectativas.
• Optimizando la motivación intrínseca.
• Auspiciando la motivación de logro.
• Utilizando las calificaciones como herramientas de motivación.
• Combinando motivación y control, en diferentes proporciones según los alumnos.
• Captando y manteniendo eficazmente la atención.
• Desarrollando en los alumnos su capacidad de automotivación.

Hacer que quieran
Con frecuencia se oye decir que los alumnos no están motivados, que no se interesan por nada, pero es evidente que sí están motivados… hacia ocupaciones no escolares que les resultan más gratificantes. Un alumno está motivado hacia una tarea cuando esta se encuentra dentro de sus prioridades en ese momento: motivar al alumnado hacia el estudio es, pues, dirigir sus intereses de forma que priorice la tarea escolar sobre otras actividades alternativas.

El alumno solo aprende si «quiere» aprender, pero esta disposición favorable no suele darse espontáneamente, sino que la mayoría de las veces tiene que ser inducida por el profesor. «Hacer que quieran» se convierte así en una de las principales funciones del profesor de niveles obligatorios: el problema es cómo hacerlo. Es algo obvio, pero a menudo se nos olvida cuando por ejemplo se suele identificar atención a la diversidad exclusivamente con atención personalizada a «los que no pueden», sin tener en cuenta que también existe la diversidad de intereses, los QNQ.

Vencer resistencias e incredulidades iniciales
Los mensajes iniciales de inducción de expectativas suelen provocar en algunos alumnos resistencias e incredulidades que hay que cambiar, especialmente en los repetidores y en los alumnos con antecedentes de problemas de conducta. Con ellos conviene dar muestras positivas en forma de calificaciones personalizadas o notas informativas de felicitación a los padres y, si no se ve actitud de intentarlo al menos en los primeros días, conviene pasar a entrevistas individualizadas del tutor para animarles a persistir y superar obstáculos.

Fomentar la percepción de autoeficacia: 

La confirmación de las expectativas.  Las expectativas iniciales se confirman o alteran en función de los resultados que los alumnos van obteniendo: las experiencias de éxito aumentan las expectativas, mientras que las de fracaso las empeoran, por lo que el profesor ha de ser especialmente sensible para procurar que los alumnos QNQ decididos a intentarlo vayan experimentando logros que afiancen sus buenos propósitos, para lo cual habrá que procurar ayudas directas del profesor o indirectas de otros alumnos.

Consejos para enseñar a los alumnos rebeldes: Acepta el desafío, Haz actividades creativas en clase, Crea cohesión de grupo, Más que un profesor, sé un amigo, Conoce la psicología infantil… Descargar guía completo en DPF.

Guía: Qué hacer cuando el niño no quiere dar clase

Libro: Qué hacer cuando el niño no quiere dar clase