80 IDEAS PARA EL PATIO ESCOLAR USANDO MATERIALES RECICLADOS. Un espacio creado y pensado para ellos pero también sería muy interesante que fuera creado con la colaboración de ellos, los niños: parte activa y fundamental de este espacio:

    Analicemos las necesidades de los niños a partir de la observación del profesorado. ¿Cómo juegan? ¿A qué juegan?…

    ¿Qué les podemos aportar para hacer más ricas sus experiencias en este espacio y favorecer el desarrollo de sus capacidades?

    Hagamos un proyecto de patio donde tanto niños como profesorado estén implicado. Ofrezcamos la posibilidad de expresar lo que les gustaría tener en ese espacio a los niños. Dejemos volar las ideas y hagamos votaciones luego. Después pensemos cómo implementarlo en el espacio que tenemos y con los medios que disponemos.

Involucremos a las familias y los niños en la implementación para que los sientan suyo!

De momento, a modo de inspiración, te traigo muchas ideas para que puedas pensar este verano en cómo podría ser el patio de tu escuela (hasta el patio de tu casa podría ser un buen espacio también para replantear con estas propuestas). Ideas sencillas, que pueden realizarse con bastante facilidad en cualquier lugar y con materiales que seguro se pueden conseguir sin problemas!! Y también te recuerdo que tienes otras tantas ideas para convertir un patio gris en un patio de color, juego y aprendizaje pintando juegos en el patio del colegio.

REPENSAR EL PATIO COMO ESPACIO EDUCATIVO

Corren tiempos de cambio en todo a lo que la educación se refiere. También los patios de muchas escuelas están repensándose y ganando protagonismo.

Estamos acostumbrados a una escuela en la que hay un espacio interior y cerrado en la que transcurren las clases, con los niños sentados y acumulando energía… y un espacio exterior que sirve para que toda esa energía acumulada explote y salga hacia afuera.

Pero esos 30 minutos exprés de descanso a media mañana carecen de sentido si el sistema de enseñanza se adapta a las necesidades reales de la infancia, volviéndose más vivencial, de forma que puedan aprender experimentando y observando, y a la vez jugar aprendiendo. ¿Dónde empieza y termina cada cosa? Porque la realidad es que cuando los niños juegan, incluso cuando parece que no sucede nada, también están aprendiendo.

Es por eso que es importante concebir el espacio exterior de la escuela como un lugar en que ese “continuo aprender de la vida” pueda enriquecerse. Y ello en un doble sentido:

1. Llevar el aula al espacio exterior: acercando la naturaleza a la escuela, para poder observarla y experimentarla de forma directa (no a través de un libro o, aún peor, de una pantalla).

2. Transformar el juego y las relaciones que se crean durante el recreo, en sentido estricto. ¿Cómo? Favoreciendo la presencia de elementos que inviten al juego en equipo, a la negociación entre niños, a la imaginación… Introduciendo variedad de texturas para jugar/experimentar con ellas, elementos de motricidad… y usurpándole el protagonismo a las pistas de fútbol que han monopolizado los patios durante años.