Los niños se pelean porque no conocen otras formas de conseguir lo que quieren. Cuando una maestra induce a sus alumnos a ponerse de acuerdo favorece en ellos la
autoafirmación. Los niños que no son capaces de pensar en soluciones pacíficas para sus problemas evitan la intolerancia ligada al empleo de la agresión y son buscados y apreciados por los otros niños del grupo. Conviene considerar dos elementos cuando surgen los conflictos: el espacio y el material para jugar.

 Habilidades y tácticas a desarrollar en los niños Arreglar un conflicto cuando estalla requiere de tiempo y energías. Los niños que sienten la empatía o la simpatía de los otros parecen desarrollar tácticas de comportamiento más adaptadas en el plano social y salir adelante en su recorrido escolar.

Los estudios demuestran que los niños que han observado a los adultos discutir y resolver así sus conflictos, desarrollan por imitación aptitudes positivas y además, ven disminuir su estrés asociado a los conflictos.

Los métodos de enseñanza consisten en ayudar al niño a recordar tácticas que han mostrado eficaces. En el transcurso de la vida, es fácil estimular a los niños a considerar el punto de vista del otro. El cambio de roles en los juegos de simulación permite al niño comprender que las necesidades y las emociones de los otros pueden ser diferentes a las suyas.

 Algunos juegos interesantes “Imagina” y “Cuéntame esta imagen” La discusión de problemas hipotéticos permite al niño, por una parte plantear soluciones, imaginar lo que podría sentir y evaluar las consecuencias de sus actos y, por otra parte, escoger la mejor solución posible.

El juego “Imagina” permite al niño aprender a reflexionar sobre soluciones sin quedar anegado por las emociones intensas que provocan en él la frustración de un conflicto real. El juego “Cuéntame esta imagen” se fuere a la atribución causal, es decir, a la intención que se le atribuye a alguien en una situación. Es oportuno hacer caer en cuenta a los niños de las hipótesis que pueden explicar una situación, analizando con ellos imágenes sacadas de un libro o de una película. Este ejercicio ayuda a los niños a considerar las situaciones bajo diferentes ángulos.

Este libro se dirige ante todo a esos padres que quieren comprender las acciones de sus hijos, proporcionándoles pistas para actuar en apoyo de su desarrollo social. Está fuera de mi intención ofrecer soluciones rápidas y mágicas para resolver los golpes, gritos mordiscos u otras agresiones.

Se trata más bien de proponer medios para ayudar tanto al niño como a su familia. Intentaré también responder a las preguntas cotidianas de los educadores y de los diversos especialistas que actúan también como agentes de socialización del niño. Estos consejos podrán acompañarles en su trabajo de cooperación con los padres. Juntos, de forma coordinada, descubrirán medios de canalizar y dar salida a esa energía desbordante del niño que no lo olvidemos es ante todo un pequeño sujeto que está aprendiendo.

En esta edad es frecuente ver a los niños hacer cosas como tirar del pelo, coger al otro por el cuello, lanzarle objetos, agarrarle con fuerza, tomar directamente objetos de la mano del otro. Estos actos son de simple exploración. Hacia la edad de 7 meses, el bebé se siente fascinado por los objetos que caen, explora de este modo el espacio y la profundidad. El pequeño escucha también los sonidos de los diferentes objetos que han caído al suelo, alimentos líquidos o sólidos, juguetes duros o blandos y, sobre todo, sonoros.

Cuando estas experiencias degeneran a veces en una reprimenda colosal de un padre exasperado y furioso, el niño comprende poco a poco que tirar objetos va asociado a la expresión de la furia. Por consiguiente, él podrá expresar también su furia de esta forma. Archivo en formato PDF descargar abajo.

La agresividad en niños de 0 a 6 años

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